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Kosovo


(As published June 2010)
Hace ya unos años que estuve en Kosovo la última vez. Nueve, para ser concretos. Ese pedazo de la Ex-Yugoslavia que nos ganaba en el fútbol y en el baloncesto cuando yo era un chaval era muy distinto a otros pedazos que también conocí. Prístina, la capital, poco tenía que ver con Ljubljana o con Zagreb. Estas dos tenían un cierto aire de Imperio Austro-húngaro, provinciano y venido a menos si se quiere. Prístina era un escenario perfecto para rodar una película sobre la post-guerra española. Las calles sin asfaltar, la inseguridad, la corrupción, ...
En aquella época, me contaba la gente de la ONU que trabajaba allí como el gobierno local se apoderaba de las partidas que concedían las Organizaciones Internacionales. Una en concreto me llamó la atención. No recuerdo la cantidad, pero se había concedido una ayuda para reducir la contaminación en una zona del país. El dinero había desaparecido y la contaminación seguía campando por sus respetos. La gente se había acostumbrado al agua insalubre y al aire maloliente.
En el aeropuerto te recibía una señal que advertía de la prohibición estricta de introducir armas de fuego en los aviones. No era el típico cartel que cuenta lo obvio. Una jornada que hubo retrasos en los vuelos se produjo un motín entre los pasajeros que estuvieron a punto de asaltar la Base Aérea vecina. Muchos iban armados.
El flamante director del aeropuerto, recién nombrado tras la salida de los serbios del país, era un étnico kosovar cuyo mérito era ser el de mayor rango de su pueblo que trabajaba en el aeropuerto antes de la "limpieza étnica de serbios". Su anterior cargo, desde el que ascendió a Director, era el de conductor del camión cisterna. Afortunadamente se daba la doble circunstancia de que su Secretaria llevaba bastantes años de experiencia en el puesto y que la gestión real del aeropuerto estaba en manos de la OTAN.
En aquella época estaban al cargo de las operaciones los miembros del contingente italiano. Gente realmente trabajadora que seguía una política bastante errática que llegaba de Roma. Otro día comentaré algo al respecto. Después de ellos llegaron los españoles del EADA (Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo). Creo recordar que eran quince en total. Menos de la mitad que los que relevaban. Para mi sorpresa relativa - ya les había visto trabajar antes - sacaron adelante todo el trabajo y mucho más.
En realidad, la base no era de la OTAN. Junto al aeropuerto de Prístina estaba la Base Aérea de Slatina. Una base rusa bastante potente. Los rusos tenían un almacén subterráneo en una montaña próxima. En las imágenes de Google se pueden ver las dos calles de rodaje que llevan desde la pista hasta la montaña. También hay colgadas imágenes de los bombardeos de aquellas instalaciones. Los rusos son gente muy seria.  Iba a escribir muy sobria, pero podría malinterpretarse y perdería credibilidad. Sólo llevaban a Prístina a héroes de las guerras de Afganistán y de Chechenia. Estaban un año sin salir de la Base y en unas condiciones que merecen también de un apunte aparte.
Kósovo era parte de Serbia. La "limpieza étnica" es lo que ocurre cuando los malos expulsan a los indefensos de un territorio. No tenemos una acepción para cuando los buenos expulsan de un territorio a los indefensos o a los legítimos pobladores. Si la hubiera se podría aplicar a lo que ocurrió allí. Por eso España no reconoce la independencia de Kósovo; porque fue ilegal, ilegítima, injusta, impuesta y traicionera. Traicionaba incluso los acuerdos previos a los que se había llegado.
Pero en Kósovo estaban los rusos. Y los rusos son los malos. Y, además, estaban de capa caída.
Cierto día hubo un desembarco aéreo de los buenos cerca de Prístina. Unos paracaidistas se lanzaron y se dirigieron al Sur para inaugurar la Base de Bondsteel. Es una base tirando a pequeñita, construida sobre un terreno alquilado en el Sur para los próximos noventa y nueve años. Gil Robles, el que fue Defensor del Pueblo y enviado de la UE, la describió en 2005 como un "pequeño Guantánamo". Pero eso no viene al caso. Ahora ya no están los malos en Kósovo y eso es lo que importa.
Y están los buenos.
Y por los Balcanes deben pasar los oleoductos procedentes del Mar Negro hacia el corazón de Europa. Pero eso puedo no tener nada que ver.
Y la Shanghai Cooperation Organization ha acusado a Kósovo hoy mismo, en su reunión, de ser la puerta de entrada de buena parte del opio afgano hacia Europa.
Y la SCO ha mencionado dos veces a Kósovo.
Por eso he llamado al artículo "Kósovo (1)". En los últimos fotogramas vemos que el malo no estaba muerto. Todavía se mueve. Y, seguro, tenemos una segunda parte.

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